sábado, 22 de septiembre de 2018

LA BRECHA ENTRE EL CONSCIENTE Y EL INCONSCIENTE


El hombre está dividido. El hombre nace dividido. ¿Qué hacer pues? ¿Cómo es posible no crear esta brecha y como aportar consciencia a cada célula del cuerpo, a cada lugar y rincón de tu cuerpo? ¿Cómo aportar esa consciencia? Ese es el único problema de todas las religiones, de todos los yogas, de todos los sistemas para alcanzar la Iluminación. Cómo llevar consciencia a la totalidad de tu ser de modo que no quede inconsciencia en parte alguna.

Se han probado multitud de métodos, muchos son los métodos posibles, por eso hablaré de algunos métodos para que cada célula de tu cuerpo pueda volverse consciente. Y a menos que tú como totalidad te vuelvas consciente, no podrás sumirte en el gozo, no podrás estar en paz. Seguirás siendo una casa de locos.

Cada célula de tu cuerpo te afecta. Tiene su propio modo de funcionar, su propio sistema de aprendizaje, su propio condicionamiento. En el instante en que comienzas algo la célula toma el mando y comienza a comportarse según su modo peculiar. Entonces te sientes alterado. “¿Qué es lo que está pasando?” te preguntas. “Nunca supuse esto; nunca pensé en ello”. Y estás en lo cierto. Tus deseos puede que sean totalmente diferentes. Pero una vez le proporcionas a tus células, a tu cuerpo, algo que hacer, lo van a hacer según su propio sistema, según el modo en el que lo han aprendido.

Debido a esto, los científicos, en particular los científicos rusos, creen que no podemos cambiar al hombre a menos que cambiemos sus células.

Hay una escuela, una escuela de psicología del comportamiento, que sostiene que ser un Buda es debido a un fallo, que ser un Jesús es debido a un fallo, que ellos siempre serán debidos a fallos. No hay nada de extraño en eso porque sin cambiar la estructura misma del cuerpo, la estructura química del cuerpo, nada puede ser cambiado.

Esos psicólogos conductistas –Watson, Skinner, Pavlov-, dicen que si un Buda permanece en silencio, solamente significa que posee una constitución química distinta y nada más. Si está en silencio, si la paz le rodea, si nunca se altera, si nunca se encoleriza, esto sólo demuestra que carece de los compuestos que crean tales alteraciones, que crean la ira. Por eso Skinner dice, “Más pronto o más tarde será posible crear un Buda. No habrá necesidad de meditación alguna, no habrá porque ser más consciente. Lo único que es necesario es cambiar los compuestos químicos.

En cierto modo lo que afirma es cierto, pero peligrosamente cierto porque si determinados compuestos son extraídos de tu cuerpo, tu comportamiento cambiará. Si se introducen ciertas hormonas en tu cuerpo, tu comportamiento cambiará. Eres un hombre y te comportas como un hombre, pero no eres tú el que se comporta como un hombre. Son ciertas hormonas que hay en ti las que hacen que te comportes como un hombre. Si se cambian esas hormonas y se introducen otras que pertenezcan a la estructura femenina, te conducirás como una mujer. No es pues realmente tuyo tu comportamiento: es un comportamiento hormonal. No eres tú el que se enoja, sino ciertas hormonas que hay en ti. No eres tú el que está meditativo y en silencio, es cierta hormona que hay en ti.

Skinner afirma, “Por eso Buda es un fracasado, porque habla y habla de cosas irrelevantes. Le dice a un hombre, “No te enojes”, pero ese hombre está repleto de hormonas, de compuestos que crean la ira”. Por eso para un conductista, esto es lo mismo que si alguien se encuentra con fiebre muy alta, cuarenta grados de fiebre, y tú continúas hablándole de cosas hermosas y le dices, “Mantente en silencio, medita, no te afiebres”. Es algo absurdo, ¿Qué puede hacer el hombre en cuestión? A menos que cambies algo de su cuerpo seguirá teniendo fiebre. La fiebre es provocada por ciertos virus, por determinados compuestos. A menos que estos cambien, a menos que varíe su proporción, seguirá con fiebre. No hay ni que hablar de ello. Es absolutamente absurdo.

Lo mismo, para un Skinner, para un Pavlov, ocurre con la ira. Lo mismo ocurre con el sexo. Puedes hablar y hablar del celibato, del brahmacharya, y el cuerpo seguir rebosante de energía sexual, de células sexuales. Esa energía sexual no depende de ti. Más bien al contrario, tú dependes de esa energía. Sigues hablando del brahmacharya, pero no puede ocurrir nada solamente con hablar. Y tienen razón en cierto modo, pero solamente en cierto modo. Aciertan al decir que si cambian los compuestos químicos, si todas las células sexuales son expulsadas de tu cuerpo, no podrás sentirte sexual. Pero no te convertirás en un Buda. Te sentirás impotente, incapaz. Carecerás de algo.

Buda no carece de nada. Más bien al contrario, algo nuevo ha entrado en su vida. No es que carezca de hormonas sexuales. Están ahí. ¿Qué es pues lo que le ha ocurrido? Su consciencia se ha incrementado y su consciencia a penetrado hasta en las células sexuales. Las células sexuales están ahí, pero son incapaces de comportarse independientemente. A menos que el centro les ordene que actúen no pueden actuar. Permanecen inactivas.

En una persona que es impotente las células sexuales no existen. En un Buda están ahí y más potentes que en una persona corriente; más fuertes, porque no son nunca empleadas, nunca se utilizan. La energía se acumula en ellas, hierven de energía, pero la consciencia ha penetrado ahora en las células. Ahora la consciencia no es solamente un punto de arranque; se ha convertido en el amo.

Puede que Skinner prevalezca en un futuro próximo. Puede que se convierta en una gran fuerza. Tal y como Marx se convirtió en una gran fuerza para la economía externa de una sociedad; tal y como Marx, cualquier día Pavlov y Skinner se convertirán en el motor central para la economía interna del cuerpo humano y de la mente humana. Y son capaces de demostrar todo lo que afirman. ¡Pueden demostrarlo! Pero el fenómeno tiene dos vertientes.

Observas una bombilla eléctrica. Si destruyes la bombilla, la luz desaparecerá no es que la electricidad desaparezca. Lo mismo ocurre cuando desenchufas la corriente: la bombilla queda intacta, pero la luz también desaparecerá. La luz puede pues desaparecer de dos formas. Si rompes la bombilla, seguirá habiendo electricidad, pero al no existir un medio mediante el cual pueda evidenciarse, no podrá mostrarse como luz. Si tus células sexuales son destruidas, la sexualidad seguirá estando en ti, pero sin un medio a través del cual expresarse. Este es un método.

Skinner ha experimentado con multitud de animales. operándoles simplemente en una glándula determinada, un perro feroz se convierte en una imitación de buda. Se sienta en silencio como si meditara. No puedes provocarle para que se enfurezca de nuevo. Hagas lo que hagas te observará sin ira. No es que el perro se haya convertido en un Buda, ni que su mente interior haya desaparecido. Esto es impotencia. El medio ha desaparecido, no el deseo. Si se destruye el medio, si no existe la bombilla, puedes preguntar, “¿Dónde está tu luz y dónde está tu electricidad?”. Está ahí, pero ahora escondida.

Las religiones han estado trabajando desde el otro extremo, sin intentar destruir la bombilla. Eso es algo estúpido porque si acabas con la bombilla no podrás darte cuenta de la corriente que subyace tras ella. Cambia la corriente, transforma la corriente, permite que la corriente se mueva en una nueva dimensión, y deja que la bombilla permanezca intacta, viva, pero sin luz.

Digo que Skinner puede que prevalezca porque muestra un camino fácil. Te sientes enojado; puedes ser operado de ello. Te sientes sexual; puedes ser operado de ello. Tus problemas serán resueltos, pero no por ti, sino por un cirujano, por alguien distinto de ti. Y siempre que un problema es resuelto por alguien que no eres tú te pierdes una gran oportunidad porque al solucionarlo, creces. Cuando alguien lo resuelve por ti, permaneces siendo el mismo. El problema puede ser resuelto sobre el cuerpo y dejará de haber problemas, pero tú ya no serás más un ser humano.

El énfasis de la religión está en la transformación de la consciencia y lo primero es crear una mayor fuerza consciente en tu interior para ayudar a que esa consciencia se expanda. Por eso, consolidarse en el sol de la consciencia, es la única lámpara.

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