sábado, 6 de octubre de 2018

ACOMPAÑANDO AL ALIENTO


Acompañar el aliento quiere decir que no debe ser permitido ni un solo pensamiento porque ese pensamiento absorberá tu atención, el pensamiento te distraerá. Por eso Buda nunca dice que detengas el pensar, sino que dice, “Simplemente respira conscientemente”. Automáticamente, el pensar se detendrá. No puedes hacer ambas cosas simultáneamente: pensar y respirar conscientemente.

Un pensamiento llega a tu mente y absorbe tu atención. Un solo pensamiento y te vuelves inconsciente de tu proceso de respiración. Por eso Buda empleó una técnica muy simple y al mismo tiempo muy vital. Les decía a sus discìpulos, “Haced cualquier cosa que estéis haciendo, pero no os olvidéis algo muy sencillo: acordaos del aliento entrante y saliente. Acompañadlo, fluid con él”. Cuanto más lo intentes, cuanto más te esfuerces, más consciente te volverás. La consciencia se incrementará por instantes. Es arduo, es difícil, pero una vez eres capaz de percibirlo eres un hombre distinto, eres un ser distinto en un mundo distinto.

Esto funciona en un doble sentido. Cuando inspiras expiras conscientemente, poco a poco te vas acercando a tu centro, porque tu aliento toca el centro de tu ser. A cada instante en que el aliento ingresa, toca el centro de tu ser.

Fisiológicamente crees que el respirar es algo para purificar solamente la sangre, que es una función de tu corazón, que es algo corporal. Crees que es una función de tu corazón, un sistema de bombeo para refrescar tu circulación sanguínea, para aportar más oxígeno a tu sangre, lo cual es algo que necesitas, y expulsar anhídrido carbónico como residuo, como material de desecho, para arrojarlo al exterior, para expulsarlo y sustituirlo.

Esto es correcto, pero es algo desde el punto de vista fisiológico. Si empiezas a ser consciente de tu aliento, poco a poco irás profundizando, yendo más allá de tu corazón. Y un día empezarás a percibir un centro justo al lado de tu ombligo. Ese centro puede ser percibido solamente si acompañas a tu aliento continuamente, porque cuanto más te aproximas a tu centro, más tiendes a perder consciencia. Eres capaz de comenzar cuando el aliento está entrando, cuando está acariciando tu nariz; puedes empezar dándote cuenta. Cuanto más hacia el interior se desplace, más dificultoso será mantenerse consciente. Vendrá un pensamiento, o un ruido o cualquier cosa y te habrás ido.

Si puedes llegar al centro mismo cuando, por un solo instante, el aliento se detiene y se crea una brecha, puede darse el salto. El aliento entra, el aliento sale. Entre esos dos se da una sutil pausa. Esa brecha es tu centro. Cuando acompañas al aliento, solamente entonces, después de un prolongado esfuerzo, te podrás volver consciente del intervalo, cuando no hay movimiento del aliento, cuando el aliento ni entra ni sale. Entre dos alientos surge un intervalo, una brecha. En ese intervalo estás en el centro.

De modo que el aliento es empleado por Buda como un camino para acercarse más y más al centro. Cuando sale, sé consciente del aliento. De nuevo surge un intervalo. Hay dos intervalos: un intervalo dentro y un intervalo afuera. El aliento entra, el aliento sale: hay una brecha. Es aún más difícil el darse cuenta del segundo intervalo.

Observa este proceso. Tu centro se halla entre el aliento que entra y el aliento que sale. Hay otro centro, el Centro Cósmico. Puedes llamarlo “Dios”. Entre el aliento que sale y el aliento que entra hay otra brecha. Esta brecha es el Centro Cósmico. Esos dos centros no son dos cosas distintas, pero antes tendrás que darte cuenta de tu centro interno y luego te volverás consciente de tu centro externo, y por último podrás llegar a conocer que esos dos centros son uno. Entonces el “afuera” y el “adentro” pierden su significado.

Buda dice que acompañes conscientemente el aliento y crearás un centro interno de consciencia. Y una vez que el centro ha sido creado, la consciencia empieza a acompañar tu aliento en tu sangre, a las mismas células, porque toda célula necesita aire y toda célula necesita oxígeno y toda célula, por así decirlo, respira. ¡Todas las células! Y en la actualidad los científicos afirman que parece incluso que la Tierra respira. Y debido al concepto einsteniano del universo en expansión, los científicos teóricos dicen ahora que parece que el universo entero respira.

Cuando tú inspiras, tu pecho se expande. Cuando expiras, tu pecho se contrae. Los científicos teóricos dicen en la actualidad que parece que el universo entero respira. Cuando el universo entero inspira, se expande. Cuando el universo entero expira, se contrae.

En los antiguos puranas hindúes, las escrituras mitológicas, se dice que la creación es una respiración de Brahma, la inspiración, y que la destrucción, pralaya, el fin del mundo, es el aliento que sale. Una respiración, una creación.

De un modo miniaturizado, de un modo atómico, lo mismo sucede en ti. Cuando tu consciencia se hace una con tu respiración, tu respiración lleva la consciencia a todas las células. Los rayos penetran entonces y todo y cuerpo se convierte en un cuerpo de un Buda. Realmente no posees un cuerpo material. Posees un cuerpo de consciencia. Esto es lo que quiere decir el Sutra.

No hay comentarios:

Buscar este blog