sábado, 6 de julio de 2013

LA INDIVIDUALIDAD Y LA TOTALIDAD

En lo que se refiere a nuestra realidad, somos uno. En lo que se refiere a nuestros egos prefabricados parecemos seres separados.

Por eso, cuando digo que disolváis vuestro «yo», me refiero a vuestra propia creación, o a la creación social en vosotros. Simplemente sentid el silencio del momento en el que no sois; entonces os sentiréis en sintonía con las nubes, con el océano y con las montañas.

El día en que lo dejes caer completamente será el mejor día de tú vida, porque tendrás todo el Universo. No pierdes nada -sólo una idea falsa- y lo consigues todo: todo el Universo, el infinito Universo con todas sus bellezas, con todos sus tesoros.

Pero antes de poder soltar el falso «yo» tienes que encontrar el «yo» verdadero; de otro modo te sentirás muy vacío.

Por eso te digo, sé un individuo, sé tú mismo.

Esto significa que cuando sientas tu realidad, serás capaz -sin ningún tipo de problema- de soltar lo falso. De hecho lo falso se soltará solo. A medida que entre lo real, lo falso saldrá. Y, desde cierto punto de vista, lo real es individual: individualidad frente a personalidad.

La personalidad sólo es una mezcolanza; tu madre puso algo allí, tu padre puso algo, los vecinos pusieron algo, los amigos, la esposa, los profesores, los sacerdotes, los líderes... Es un trabajo de retales, no es algo indivisible.

Casi se cae a trozos -cualquier movimiento o pequeño accidente puede hacer que se caiga a trozos-, no hay un alma que conecte todas sus partes. No tiene totalidad, sólo partes.

Frente a «personalidad», yo uso la palabra «individualidad», en el sentido de indivisibilidad. Individual significa indivisible: no puedes dividirlo, no tiene partes, tampoco puede caerse a trozos. Es una roca sólida, es de una pieza, si la comparamos con la personalidad. Pero eso sólo es un aspecto.

Visto desde lo universal, tampoco eres un individuo. Incluso esa demarcación desaparece. Eres la totalidad. Los vientos, los árboles, la luna no están separados en ninguna parte; y tú tampoco lo estás. Respiras a cada momento. La existencia no está separada de ti, aunque pienses que estás separado.

Y saber que no estás separado es un gran logro. Entonces todo el miedo a romperte la cara, a perder tu personalidad -que siempre se está deslizando- desaparece. Has vuelto a los orígenes. Has vuelto a lo eterno, a lo universal.

A esto le llamo iluminación.

Estás lleno de luz y de claridad. Ahora vives todo el misterio de la existencia.

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