sábado, 2 de marzo de 2019

EL TRABAJO Y LA MEDITACIÒN


En esta industrializada era de la velocidad, de la prisa, de la actividad, de la tensión, el hombre se siente totalmente exhausto después de un día de trabajo. En esta situación resulta difícil para él tener silencio y quietud interior.

La situación aparenta ser así. No lo es. Más bien es al contrario. No te sientes exhausto por culpa de esta época industrializada y por el trabajo y las tensiones. Te sientes exhausto porque has perdido el contacto con tu quietud interior. El trabajo no es el problema: tú eres el problema. Tampoco la época es el problema: tú eres el problema.

No sigas creyendo que el hombre moderno está más agobiado por el trabajo. El está menos agobiado. Un hombre primitivo lo estaba en mayor medida. La mecanización, la industrialización, ayudan a ahorrar tiempo. Han surgido para ahorrar tiempo y han ahorrado mucho.

Pero debido a que ahora tienes tiempo y no tienes quietud, debido a que dispones de tiempo pero no sabes còmo emplearlo, surgen los problemas. Un hombre primitivo tenía menos problemas, no porque estuviera más en silencio y en quietud, sino porque no disponía de tiempo, no tenía tiempo, que le pudiera causar problemas. Tú dispones de más tiempo y no sabes qué hacer con él.

Esta disponibilidad de tiempo puede emplearse para un viaje hacia el interior. Y si un hombre no puede emplearlo para esa interiorización, entonces no hay solución porque cada vez ahorraremos más y más tiempo. Pronto el mundo se encontrará bajo una automatización completa.

Dispondrás de tiempo y no sabrás que hacer con él y, por primera vez en la historia, el hombre habrá alcanzado la utopía por la cual siempre ha suspirado, aquella que siempre ha deseado. Entonces se sentirá perdido por no saber qué hacer con ella.
Dispones de más tiempo que en cualquier otra época y no te sientes exhausto por culpa del trabajo. Estás exhausto porque has perdido tu contacto interno, porque no sabes cómo hacer para profundizar en ti y ser revitalizado. Has perdido incluso la capacidad de dormir. Ese solía ser el método habitual para ir hacia el interior de uno mismo. Así uno se sentía fresco, revitalizado, recargado, al amanecer. Pero en la actualidad hemos perdido la habilidad para dormir y la hemos perdido debido a la revolución mecánica, porque ahora tus cuerpos no son forzados a trabajar. Al trabajar menos estás menos cansado y por causa de ejercitarte menos, eres incapaz de dormir.

Un hombre del campo todavía duerme profundamente. Al estar su cuerpo agotado, duerme profundamente. Tu cuerpo no se siente agotado, por eso das vueltas en tu lecho. Las máquinas han reemplazado tu tarea y estás menos cansado. Recuérdalo. Y así eres incapaz de conciliar el sueño y el método natural para revitalizarte interiormente se pierde. Por la mañana estás más agotado que por la noche y entonces un nuevo día comienza y te sientes de nuevo exhausto.

Vives una vida de agotamiento. No es tan sólo que te sientas agotado al anochecer. Por la mañana también te sientes exhausto. ¿Qué es lo que ocurre? El hombre necesita el contacto continuo con la fuente interna. No me preguntes pues cómo puede un hombre agotado meditar.

Es como preguntarme el modo en que un hombre enfermo, un hombre con mala salud, puede tomar la medicina. Èl la necesita y solamente él la necesita.

Estás agotado, por eso la meditación será una medicina para ti. Y no alegues que no dispones de tiempo. Dispones de mucho, de mucho más del que puedes emplear. Todo el mundo desperdicia su tiempo de mil maneras. La gente suele jugar a cartas. Si les preguntas te dirán, “Estamos matando el tiempo”. Los cines están repletos. ¿Qué hace allí la gente? ¡Matan el tiempo! Acuden a hoteles, a clubs. ¿Qué es lo que hacen allí? Matan el tiempo.
Pero tú no puedes “matar el tiempo”. El tiempo es el que puede matarte”.

De modo que en la actualidad nadie carece de tiempo libre. Y no creas que el tiempo es algo limitado. No creas que el día consiste en veinticuatro horas, ¡no! Depende de ti. Depende de las horas que tú pongas en cada día. Depende de eso.

Alguien le preguntó a Emerson, “¿Cuántos años tienes?”. El contestó, “Trescientos sesenta años”.

Era inaudito por lo que el hombre le preguntó, “Perdóname, parece que no te he entendido bien. Dímelo de nuevo. ¿Cuántos años?”.

Emerson repitió en voz alta, “Trescientos sesenta”.

Pero el hombre dijo, “No puedo creerlo. Es imposible. No tienes más de sesenta”.

Emerson dijo, “De acuerdo, estás en lo cierto. Mi edad actual es de sesenta, pero he vivido seis veces más que tú. He empleado mis sesenta años de tal forma que son como si hubiera vivido trescientos sesenta”.

El hombre en cuestión tenía unos cincuenta y Emerson le dijo, “Si me dices que tienes cincuenta, voy a tener el mismo problema. No voy a creerlo porque para mí no tienes más de treinta. Simplemente has desperdiciado tu vida. No has vivido”.

Desperdiciar la vida es una cosa, vivir es otra. Por eso cada día no es algo prefijado. Un Buda puede emplearlo de tal forma que equivalga a una vida. No es “cuánto”; en último término depende de lo mucho que pongas en ello.

Eres un creador. Creamos nuestro tiempo, creamos nuestro espacio, creamos nuestro ambiente, mediante el vivir. Sea cual sea tu posición en la vida y sea cual sea tu trabajo y tu situación externa, no lo conviertas en una excusa. Puedes meditar igual y la meditación no necesita tiempo. Necesita comprensión, no tiempo.

Y no está en conflicto con otras cosas. Por ejemplo, si comes, comes conscientemente. No necesitas de ningún tiempo extra. Al contrario, ahorrarás tiempo porque comerás menos. Al hacerlo conscientemente, comerás menos; con consciencia te volverás más eficiente. Ahorrarás tiempo. Al ser consciente perderás menos energía, disiparás menos energía. E incluso, tras todo un día de trabajo te sentirás tan fresco como por la mañana, porque no es el trabajo lo que te agota; es la actitud.

Te diriges a tu oficina, a unos cuantos kilómetros. Acudes a tu oficina y eso te agota. Pero si es domingo y estás paseando por placer y vas hasta tu oficina y regresas, entonces es agradable y no te va a agotar. Te refrescará. Si haces algo como si estuvieras haciendo un trabajo, te agotará. Si haces lo mismo como si fuera por placer, te refrescará. No es el trabajo: es la actitud. La mente que vive en meditación transforma todo el trabajo en placer y la mente que no es meditativa trasforma incluso la diversión en trabajo.

Observa la gente que juega a las cartas. Están tensos. No “juegan” a cartas; lo han convertido en un trabajo. Ahora es un problema de vida o muerte. No es una diversión. Si pierden no podrán conciliar el sueño por la noche, y aún ganando tampoco podrán dormir por la noche. De cualquier forma, se sentirán exhaustos. No es una diversión, no les refrescará. Únicamente les agotará.

Observa a los niños. Se ejercitan más que tú, pero nunca se agotan. Siempre están plenos de energía. ¿Por qué? Porque todo es una diversión. Por causa de la industrialización más pronto o más tarde debido al proceso de automatización que está llegando, el hombre tendrá sólo una dimensión. Esa será la dimensión del juego. El trabajo será entonces inútil. Esa será la dimensión del juego. El trabajo será entonces inútil y todas las viejas enseñanzas de que “El trabajo es divino. “El trabajo es un deber y el trabajo es divino, y uno ha de trabajar, carecerán de sentido.

El ocio, el placer, la alegría, la fiesta, el juego, son los términos clave para el futuro. La seriedad se considerará una enfermedad. La alegría se considerará sinónimo de estar sano. Se ahorrará más y más tiempo y aun hasta los más ancianos tendrán que ser como niños que juega. Solamente entonces podrán vivir; sino, tendrán que suicidarse.

Toda la historia de la Humanidad hasta nuestros días ha estado orientada al trabajo. Desde ahora en adelante se orientará hacia la diversión. Y la meditación te proporciona una nueva infancia, una nueva inocencia, una nueva alegría. Entonces la vida entera se convierte en una ceremonia. Deja de ser un trabajo.

No te pongas excusas. Pueden parecer válidas, pero son un peligro. La meditación no entra en conflicto con nada. Si vas a la oficina, ve meditativamente. Si trabajas en la oficina hazlo meditativamente, relajadamente. Entonces no te sentirás agotado. Tómalo todo como una diversión y no te sentirás agotado. Al contrario, el trabajo se convertirá en un placer.

La meditación te otorga una nueva cualidad mental, de modo que no es una cuestión de si tienes tiempo o no. No te digo que medites tres o cuatro horas diarias, que apartes tres horas de tu vida, de tu vida de trabajo, ¡no! Si puedes hacerlo, bien. Si no puedes, no lo conviertas en una excusa. Trata entonces de cambiar y transformar tu trabajo en un acto meditativo.

Escribes algo: hazlo con plena consciencia. Cavas un hoyo en la tierra: hazlo con plena consciencia. Tanto si estás en la calle como si estás en la oficina o en el mercado, hazlo con plena consciencia.

Permanece en el presente y observa: no te sentirás agotado. Tendrás más tiempo, más energía, menos disipación y por último tu vida se convertirá en un juego.

No hay comentarios:

Buscar este blog