sábado, 23 de marzo de 2019

LA PARADOJA DEL SUFRIMIENTO


¿Qué es lo que realmente sucede cuando ganas en conocimiento? Te das cuenta de la ignorancia. Y, realmente, la riqueza quiere decir: abarcar ambos polos. No puedes ser rico si solamente conoces una parte. Cuando conoces ambos extremos opuestos, cuanto te desplazas a ambos extremos, entonces te vuelves rico.

Por ejemplo, si solamente conoces la belleza y no te das cuenta de la fealdad, tu sentido de la belleza no puede ser muy elevado. ¿Cómo va a serlo? Siempre va en proporción. Cuanto más empiezas a captar la belleza, más empiezas a captar la fealdad. No son dos cosas, sino un solo movimiento en una dirección y con dos sentidos. Pero la dirección es única. No puedes decir, “Solamente soy consciente de la belleza”. ¿Cómo vas a decirlo? Con este sentido, con este sentido estético de la belleza, el sentido de la fealdad va de la mano. El mundo se vuelve más bello, pero al mismo tiempo más feo. Esa es la paradoja.

Empiezas a sentir la belleza del atardecer, pero también simultáneamente empiezas a percibir la fealdad que hay a tu alrededor. Si alguien dice, “Percibo la belleza del atardecer, pero no percibo la fealdad de la pobreza y de los barrios bajos”, está, o bien engañándose a sí mismo o a los demás. ¡Es imposible! Cuando un atardecer se vuelve hermoso, los barrios bajos se vuelven feos. Y, teniendo como contraste una puesta de sol, cuando contemplas los barrios bajos estás simultáneamente en el cielo y en el infierno. Todo funciona así y todo ha de ser así. Una cosa crea su opuesto.

Por esto, si no percibes la belleza, no te darás cuenta de la fealdad. Si eres consciente de lo bello, serás consciente de lo feo. Disfrutarás, percibirás el éxtasis de la belleza y luego sufrirás. Esto forma parte del crecimiento. Crecer siempre implica el conocer los extremos que constituyen la vida. Por eso cuando un hombre se vuelve consciente, también se vuelve consciente de que no es consciente de muchas cosas, y por eso sufre.

En multitud de ocasiones he visto, he observado, a las personas que acuden a mí para meditar. Dicen, “Me encuentro muy alterado, con dolores internos, sufriendo. Ayúdame como sea a aquietar mi mente”. Les sugiero que hagan algo y al cabo de una semana vuelven y me dicen, “¿Qué nos has hecho? ¡Estamos más perturbados!”. ¿Por qué les sucede esto? Porque cuando comienzan a meditar, cuando empiezan a percibir cierto silencio, empiezan a notar más lo que les altera. Teniendo como fondo ese silencio, la perturbación se percibe con más claridad. Antes estaban simplemente perturbados, sin silencio interior. Ahora tienen algo para contrastar, para comparar. Ahora dicen, “¡Me estoy volviendo loco!”.

Por eso siempre que alguien empieza a meditar, se hará consciente de muchas cosas de las cuales no tenía consciencia, y debido a esa consciencia, sufrirá. Así son las cosas y uno ha de pasar por ellas.

Si empiezas a meditar y no sufres, quiere decir que no es meditación, sino hipnosis. Significa simplemente que te estás drogando a ti mismo. Te estás volviendo más inconsciente. Con una auténtica y verdadera meditación sufrirás más porque te volverás más consciente. Verás la fealdad de tu ira, percibirás la crueldad de tus celos, tendrás la evidencia de tu comportamiento. En cada gesto, empezarás a percibir un animal escondido en ti, y sufrirás. Pero así es como uno crece. El crecer es un nacimiento doloroso. El niño sufre cuando sale del vientre, pero es parte del proceso de crecimiento. De modo que está bien que la consciencia y el conocimiento aporten mayor riqueza y profundidad a la vida de un hombre, no porque el hombre no sufra, sino porque el hombre sufre.

Si alguien ha llevado una existencia cómoda, como sucede en las familias ricas, verás, observarás, que si una persona nace rica, si ha vivido sin conocer el sufrimiento, sin conocer lo que supone el dolor de vivir, sin saber nada, entonces siempre que surge la demanda, incluso antes de que surja la demanda, lo que pide está allí. No ha sufrido hambre, no ha sufrido el amor, no ha sufrido nada. Pida lo que pida se le complace, o mejor, se le complace antes de que surja la demanda. Pero mira entonces en los ojos de este hombre: no descubrirás profundidad alguna. Es como si no hubiera vivido. No ha luchado, no sabe lo que es la vida.

Por eso es difícil encontrar profundidad alguna en esos hombres. Son superficiales. Si ríen, su risa es superficial. Solamente está en los labios, nunca proviene del corazón. Si lloran, el llanto es superficial. No proviene de las profundidades del ser; es solamente algo formal. Cuanta más lucha, más profundidad. Esta profundidad, esta riqueza, este conocimiento, creará tal complejidad que te gustaría poder escapar de ella. Cuando sufres, deseas escapar de él. Si buscas escapar del sufrimiento, entonces puede que te atraiga el alcohol, la marihuana o el LSD o lo que sea.

La religión no significa escapar del sufrimiento, sino vivir con él. ¡Vivir con él, no escapar de él! Y si vives con él, te volverás más y más consciente. Si quieres escapar, tendrás que dejar de lado la consciencia. Entonces, de alguna forma, te tendrás que volver inconsciente.

Hay muchos métodos. El alcohol es el más fácil, pero no el único método ni el peor. Puedes escuchar música y quedarte absorto en ella; entonces estás empleando la música como el alcohol. Cuando te das cuenta, tu mente se ha desviado hacia la música y te has olvidado de todo lo demás. La música está funcionando como el alcohol. Puedes emplear todas esas cosas como el alcohol, como un intoxicante.

Cualquier cosa que te haga menos consciente de tu sufrimiento es antirreligioso. Todo lo que te haga más consciente de tu sufrimiento y que te ayude a encararlo, sin huir, es religioso. Si no escapas, si permaneces allí con tu sufrimiento, un día el sufrimiento desaparecerá y tú habrás crecido a una mayor consciencia.

El sufrimiento desaparece de dos maneras. Te vuelves inconsciente; entonces el sufrimiento desaparece para ti, pero, en realidad, el sufrimiento permanece allí. No puede desaparecer. ¡Permanece allí! En realidad ha sido tu consciencia la que ha desaparecido, de forma que eres incapaz de percibirlo, no puedes ser consciente de él. Si te vuelves más consciente, entretanto tendrás que sufrir más. Pero acepta el sufrimiento como parte del crecimiento, como parte del adiestramiento, simplemente como una disciplina y entonces, un día, el sufrimiento desaparecerá no solamente para ti. Desaparecerá objetivamente. Emplea el sufrimiento como un escalón, no escapes de él. Si escapas de él, estás escapando de tu destino, de la posibilidad de ir más allá de tu destino, de la posibilidad de ir más allá del conocimiento empleando el sufrimiento como medio.

Cada día hay sufrimiento. Sufre conscientemente, no trates de escapar. Entonces tendrás una llave, una llave secreta para transformar tu crecimiento en una bendición.


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